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En este geossítio se observan evidencias de la glaciación que ocurrió al final del Período Ordovícico (Hirnantiano), hace unos 445 millones de años, siendo la más intensa glaciación de que hay registro desde que aparecieron organismos multicelulares, y que fue responsable de la extinción de más del 80% de las especies marinas que poblaban los mares de esa época. Esta glaciación tuvo su máximo en el noroeste de África, donde entonces se situaba el Polo Sur y fue responsable de una bajada significativa del nivel del mar, habiendo contribuido al hiato deposicional, con cerca de 15 millones de años, verificado en las rocas que afloran en esta región. En este sentido, y en el período post-glaciario, hace unos 444 millones de años, en latitudes paleoantárticas, comenzaron por depositar arenas, que originaron cuartazos macizos de la base de la Formación Sobrida, que localmente forman un relieve residual designado por Galineros. El topónimo «Galineros» deberá estar relacionado con la hipotética elevada cantidad de galinolas que en el pasado aquí existir. En la época medieval habría sido un punto de referencia y marco de limitación de influencias territoriales, como atestiguan documentos datados de 1153: «in uilla quos uocitant Canelas subtus mons Galliero discurrente ribulo Pauia territorio [de Arauka (?)]». Estos niveles quartzíticos fueron posteriormente cubiertos por siltes y arcillas que originaron los greso-xistos donde se intercalaron los dropstones, ya en la parte media y superior de la Formación Sobrida. Aquí es posible encontrar clastos insertados en la matriz xisto-gresosa, que atestiguan la ocurrencia de una auténtica «lluvia de clastos», resultante de la fusión de los icebergs que se hallaban a la deriva en el océano Rheic.