Monasterio de Santa Maria de Arouca


Quienes buscan llegar al corazón de Arouca no logran el destino sin cruzarse con la más grande construcción granítica del género, en Portugal. Dice la gente, que Arouca ha nacido y crecido en la sombra de estas paredes. No exactamente éstas ya que en el siglo X, el primitivo cenobio fue construido en otro lugar. Como en todas las tierras que abrazan monasterios, Arouca también ha visto su economía, su agricultura, su gastronomía, su cultura, e, por supuesto, su religiosidad, influidas por todo lo que este edificio significa.

Benedictino hasta el siglo XII, acogió el orden de Cister hasta los finales del siglo XIX. Fruto de varias intervenciones, el actual edificio data de los siglos XVII y XVIII y le podrá enseñar espacios bellísimos como el claustro, la Sillería, la Cocina. Le abrimos la puerta, con el sonido de la antigua llave, para darle a conocer un de los más ricos museos de Arte Sacro de la Península Ibérica. Siéntase a gusto. Es nuestro invitado. Entre.

El silencio solo es cortado por el correr del agua de la fuente, en el centro del claustro. Por aquí pasaban apuradas las monjas. Aquí se detenían, a veces, en reflexión, lectura u oración. Hoy, reposan aquí, guardadas en piedras numeradas, en el mismo lugar por donde pasaron apuradas, donde leyeron y reflexionaron, donde encontraron el silencio, éste mismo que solo es cortado por el correr del agua en la fuente.

El silencio tranquilo del claustro se convierte en austero en la Sala del Capítulo. Sobre el reposo de las abadesas, rodeado de azulejos y dos grandes ventanas, la abadesa preside a las reuniones más solemnes del Monasterio. Aquí ocurren los juicios. Aquí se decide el futuro. Aquí se discuten las orientaciones para la vida, todos los días. No ahora donde solo hay un austero silencio. Sobre el reposo de las abadesas.

Por debajo del monumental órgano, con las paredes recortadas por la talla y por las pinturas, la Santa Reina sigue presidiendo a los destinos del Monasterio, inmortalizada en la escultura de Jacinto Vieira. Nos acogen, al lado de la Santa Mafalda, santas monjas, esculpidas también por el mismo autor.

El espacio respira música, que inunda las sillas de jacarandá, cada cual, con un rostro esculpido, uno de ellos con gafas, esperando ser descubierto. Separadas del pueblo por rejas en madera, aquí las monjas asistían a la misa, con los libros de canticos en estas estanterías, sentadas o en misericordia. En 1743, el órgano ganó voz, la voz que hoy recupera, para volver a inundar con música el espacio recortado por la talla.

La talla dorada gana vida en el tiemplo, abriendo espacio para el reposo de la Santa Mafalda. Hija de D. Sancho I, segundo Rey de Portugal, descansa en una de las alas de la Iglesia, majestosa, pero discreta, por detrás del vidrio de su túmulo de ébano, en vestes negras.

Imponente y sobria, la Iglesia se abre a la luz que viene del exterior y que inunda el espacio y da color y forma a las pinturas, esculturas y abundante talla dorada. Es un lugar de recogimiento y oración, así como de contemplación, del divino, pero también de las maravillas que salen de las manos humanas.

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Informaciones útiles

Largo Santa Mafalda, 4540, Arouca
Aveiro, Arouca, Arouca
256943321
museu.arte.sacra.arouca@gmail.com
mar - dom: 09:30 - 12:00
mar - dom: 14:00 - 17:00
  • Latitude 40,928075
  • Longitude -8,24696083333